Binyam Mohamed: ¿Fue suicidio la muerte de Muhammad
Salih en Guantánamo?
12 de junio de 2009
Andy Worthington
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 7 de septiembre de 2023
Ayer, en la sección "Otras voces" del Miami Herald, Binyam Mohamed, residente británico y víctima de "entregas extraordinarias" y
torturas, que fue devuelto al Reino Unido en febrero, ofreció a los lectores su
interpretación de la reciente
muerte en Guantánamo del preso yemení Muhammad Salih (también conocido como
Mohammed al-Hanashi).
Lo publico aquí por su importancia, ya que Binyam Mohamed conoció a Muhammad Salih en Guantánamo, y
proporciona un contexto para su muerte que plantea algunas cuestiones
profundamente inquietantes. La foto que acompaña a este artículo es de Cageprisoners.
¿Fue un suicidio la muerte del detenido?
Por Binyam Mohamed, Miami Herald, 11 de junio de 2009
Para los presos de Guantánamo, Mohammed Ahmed Abdullah Saleh era conocido simplemente como Wadhah
al-Abyani (Wadhah significa "el que aclara" y Abyan el lugar de donde
procedía en Yemen). La semana pasada se anunció que, al parecer, se había
suicidado en su celda. Tras casi ocho años bajo custodia estadounidense, Wadhah
regresó a su Yemen natal en un ataúd. No era más que unos meses mayor que yo.
Había nacido en 1978. Casualmente, el ejército estadounidense le dio el número 078.
Con 1,70 de estatura, su debilitado cuerpo no pesaba más de 104 libras la última vez que lo vi.
Wadhah, como muchos de los presos que siguen recluidos en Guantánamo, había
iniciado una huelga de hambre antes de que yo me fuera, en protesta por las
condiciones, los abusos y la ausencia de justicia a los que todos estábamos sometidos.
Nos alimentaban juntos a la fuerza, nos transportaban a la silla queriendo o sin querer, nos ataban a
ella según las órdenes del médico. Una enfermera de aspecto simpático nos
preguntaba en qué orificio nasal queríamos que nos introdujeran el tubo.
Mientras los 25 centímetros de tubo duro se introducen por la fosa nasal hasta
el estómago, los ojos se hinchan de lágrimas y corren por las mejillas. Siempre
es reconfortante oír a la enfermera decir: "Oh, no te preocupes. No pasa
nada, le pasa a todo el mundo", mientras te seca las lágrimas. Y cuando el
tubo atraviesa la garganta, tienes la sensación de ahogo. Toser es lo normal,
pero algunos empiezan a vomitar sangre. Con los años de huelga de hambre, muy
pocos pueden retener lo que les están bombeando.
A Wadhah siempre lo ponían en segregación por su decidida insistencia en señalar la realidad de lo
que nos había ocurrido a todos. El hecho es que a las autoridades estadounidenses
no les gustaba que hablara de palabras y prácticas con las que estaban
demasiado familiarizados: secuestro, entrega, tortura, degradación,
encarcelamiento falso e injusticia. Pero, aunque Wadhah se oponía a las
políticas y al trato en Guantánamo, no tenía problemas con los guardias.
Siempre fue muy sociable e intentó ayudar a resolver los problemas entre los
guardias y los presos. Era paciente y animaba a los demás a hacer lo mismo.
Nunca consideró el suicidio como un medio para acabar con su desesperación.
Según mi diario personal, el 5 de enero de 2009, sobre las 11:20 de la mañana, me sacaron de mi
celda para reunirme con el suboficial a cargo del campo 5. Me preguntaron si
quería representar a los presos en cuestiones relacionadas con el campo, como
las huelgas de hambre y otros asuntos polémicos. Me preguntaron si quería
representar a los presos en cuestiones del campo como huelgas de hambre y otros
asuntos polémicos. Me negué, como la mayoría. Pero el pobre Wadhah aceptó,
quería ayudar a sus hermanos lo mejor que pudiera. No se daba cuenta de que si
no se salían con la suya, él sería el sacrificado. El sábado siguiente, el 17
de enero, lo llevaron fuera del Campo 5 para reunirse con el comandante de la
Fuerza de Tarea Conjunta, el almirante David Thomas, y el comandante del Grupo
de Detención Conjunta, el coronel Bruce Vargo.
Wadhah nunca regresó a su celda, y dos semanas después supimos que lo habían trasladado a lo que
llamábamos la unidad "psiquiátrica", la unidad de salud conductual (BHU).
Aún no se ha explicado por qué lo enviaron allí ni cuál fue la causa de su
muerte. La BHU se construyó como unidad de seguridad para evitar, entre otras
cosas, posibles intentos de suicidio.
Se ha retirado de la celda todo lo que alguien pudiera utilizar para hacerse daño, y un guardia
vigila a cada preso las 24 horas del día, en persona y en vídeo.
A la luz de todo esto, me sorprende que el gobierno estadounidense tenga la audacia de describir la
muerte de Wadhah categóricamente como un "aparente suicidio".
Creo que ha sido un asesinato, o un homicidio ilegítimo, según se mire. Un musulmán inocente que no
fue acusado ni juzgado durante siete años ha perdido la vida por culpa de un
encarcelamiento ilegal:
- Si se quitó la vida, después de que
le obligaran a ingresar en un BHU, ¿qué le llevó allí? ¿Quién asume la
responsabilidad de hacerle perder la esperanza después de haber aguantado
tantos años, a pesar del trato y las condiciones inhumanas?
- Si su muerte se produjo por
"causas naturales'", entonces los años de huelgas de hambre
(desde 2005) en protesta por el encarcelamiento injustificado bien pueden
haber provocado algún tipo de fallo orgánico que causó su muerte.
- Si fue asesinado por personal
estadounidense -intencionadamente o no-, ¿qué significa esto para quienes
han quedado atrás sin esperanza de ser liberados o de una solución
justificada a su encarcelamiento?
Estados Unidos tiene que entender cómo
se va a interpretar en el mundo musulmán una muerte más, sin explicación
satisfactoria, en su prisión más infame.
Necesitamos respuestas.
Nota: Para consultar un informe reciente sobre huelgas de hambre y muertes en Guantánamo, véase: La
Historia Oculta de Guantánamo: Impactantes estadísticas de inanición
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